martes, 18 de diciembre de 2007

Cuando llegue la hora...

Manifestación de Cristo del año 1998

Segunda parte

Oh ved, cuando vuestro cuerpo físico muere, el alma pasa en primer lugar a los planos intermedios. Los lugares de destino correspondientes la llaman entonces uno detrás del otro, aquel que está activo en el alma. ¿Lo conocéis? Yo os digo: Si no lo conocéis aquí en la vida terrenal, como alma estaréis muy decepcionados. Pues los lugares de destino corresponden rara vez, muy rara vez, al lugar de destino en lo temporal. Como alma seréis en muchas ocasiones un extraño también en el Más allá, pues los lugares de destino tienen un aspecto totalmente distinto al que tienen los que habéis adquirido en lo temporal con vuestro dinero, con vuestras posesiones, por medio de herencia y muchas cosas más. Y tampoco conoceréis a las almas que encontréis allí, pues aún viviréis en la ilusión de vuestros comportamientos, que, sin embargo, no están registrados, sino sólo los contenidos de los mismos. Y puesto que muchas almas siguen viviendo en la ilusión, trabajan, trabajan y trabajan para ganar dinero y bienes, pero no ganarán nada, pues con la muerte física todo está concluido. Vuestra ganancia o vuestra pérdida -también lo podéis denominar hipoteca, si se trata de la culpa- la lleváis como alma al Más allá. Y alguno dirá: «¿No me recogerán mis conocidos y parientes?» Quizá. Pero los familiares, los conocidos, la familia que tenías en lo temporal no estará contigo, pues cada miembro familiar ha grabado algo diferente.

El hombre muere solo y el alma pasa sola al Más allá, a los lugares de destino que ha grabado con su comportamiento como hombre. Cada alma es acompañada por un ser protector, pero en muchas ocasiones las almas apenas captan a los seres protectores porque siguen viviendo en la ilusión. O sea, que como almas en el Más allá no podéis ganar ni comprar; habéis grabado vuestra ganancia en vuestro interior. Aunque viváis todavía en la ilusión, podríais, pero con la muerte todo está concluido. Muchas almas apenas si pueden captar los impulsos de los seres protectores. Tampoco los seres de ámbitos más elevados, que viven en los ámbitos de preparación precisamente para prepararse para entrar en el SER puro, son percibidos. Las almas en los ámbitos de purificación más bajos viven en la ilusión, tal y como vivieron como hombres, pues como seres humanos no aprendieron a reconocerse a sí mismos en sus cinco componentes, o sea, en su forma de comportamiento.


Oh ved, muchas almas, y esto lo sabéis y vivís vosotros mismos si miráis el mundo, se sienten impulsadas a encarnar. ¿Por qué? Porque el magnetismo es demasiado fuerte. Ellas viven en la consciencia de que la carne lo es todo y el deseo de vivir esto y aquello es en muchos casos el camino hacia la encarnación. Al pasar a la vida terrenal, o sea, al volver a reencarnar, comienza de nuevo el ciclo. Lo que como alma no está purificado en el Más allá, lo trae el alma consigo por completo a la nueva encarnación. El alma porta como persona todo lo que no está cancelado de las vidas anteriores. De estas vidas anteriores se combinan elementos que después determinan la vida de la nueva persona. Y ahora de nuevo depende de cómo piense el hombre. ¿Mira él dentro de los contenidos de sus formas de comportamiento, o se deja llevar por el día y crea nuevas causas, lo que significa nuevas encarnaciones?

Si observáis vuestra sobrepoblación sabréis cómo tal vez será en el Más allá. En el Más allá se trata de reconocer y expiar. El expiar es a menudo muy, muy penoso y es muy, muy doloroso. La ayuda es únicamente la purificación, el pedir perdón y el perdonar. Allí no se puede reparar nada porque no existe la materia. Muchas almas no perdonan. Tampoco muchas almas encarnadas, o sea, hombres, no perdonan. En ellos se encuentran imanes conectados con aquella alma que sufre y siente dolor en el Más allá. Son los genes. Esta alma en el Más allá recibe las emisiones de estos hombres, y las recibe porque sus introducciones están activas. ¿Qué es lo que hacen estas almas muy a menudo? Sin mirar más detenidamente las sensaciones, las imágenes que los seres protectores les emiten, van hacia la encarnación. Esto ocurre por medio de la concepción y el nacimiento: la carne está disponible, el alma ha vuelto y es hombre. Ahora se trata de purificar con las personas que están más cerca de este hombre. Y cómo es esto en el mundo lo sabéis vosotros mismos: ¡El otro es el que tiene la culpa de todo! Esto es -utilizando vuestras propias palabras- un círculo vicioso peligroso y terrible.
Continúa...

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